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A. B. Hernández
Viernes, 23 de mayo 2025
El titular del juzgado número 1 de Plasencia, que instruye el caso San Lázaro, ha citado a declarar el próximo 9 de junio a ... los primeros testigos del tiroteo ocurrido el 30 de marzo en Plasencia, en el que murió Camelia, una niña de dos años.
Precisamente la madre de la pequeña y la joven que también resultó herida en el tiroteo son las dos personas con las que el juez abre las testificales en el marco de las diligencias que está llevando a cabo para esclarecer lo ocurrido el 30 de marzo en el barrio de San Lázaro.
El objetivo es confirmar lo sucedido esa noche y determinar de qué arma salió la bala que acabó con la vida de Camelia y, sobre todo, quién la disparó. La autopsia preliminar con la que ya cuentan las partes personadas en la causa confirma que la niña recibió dos disparos, uno en el antebrazo izquierdo y otro que le atravesó la cabeza de derecha a izquierda y resultó mortal. De hecho, la menor ingresó en la UCI pediátrica del Materno Infantil de Badajoz sobre las cuatro de la madrugada del 30 de marzo, apenas tres horas y media después de haber recibido el disparo, y falleció antes de que hubieran transcurrido 24 horas.
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La pequeña que murió y la joven que resultó herida en un pie recibieron impactos de balas que atravesaron el cristal de la puerta de entrada de la vivienda en la que se resguardaron, situada al final de la calle Calzada de San Lázaro, en la que tuvo lugar el tiroteo que supuestamente comenzó en las casas de los Loletes.
Hasta allí también presuntamente acudieron la noche del 30 de marzo cinco miembros del clan de los Hilarios con el fin de zanjar un conflicto que se había desatado dos días antes entre los dos clanes –los Loletes de San Lázaro y los Hilarios de Gabriel y Galán– con motivo de una pelea en un club de alterne.
Según el atestado policial, llegaron en un Audi Q3 de color negro. Uno de los hermanos Hilarios se apeó del vehículo y entró en la vivienda de los Loletes. Pero el estado de embriaguez en el que se presentó fue entendido por la familia residente en San Lázaro como una falta de respeto. Por eso se le echó de la casa y se le acompañó de vuelta hasta el citado vehículo.
En ese momento, los Loletes se percatan de que dentro del coche se encuentra el Hilario que protagonizó la pelea en el club y se dirigen a él para recriminárselo. A partir de este momento, el atestado recoge declaraciones contradictorias, según unas los miembros del coche empiezan a disparar mientras huyen del barrio y según otras son los de San Lázaro los que inician el tiroteo.
Lo cierto es que los disparos recorren la calle Calzada por la que los Hilarios salen del barrio. Una cuesta de unos 25 metros de largo que son los que separan aproximadamente las viviendas de los Loletes, las que fueron después quemadas y donde se supone que comenzaron los disparos, y la casa en la que falleció Camelia y se hirió a la joven, víctimas que no guardan relación ni con unos ni con otros.
No obstante, según el relato de los hechos que se recoge en el auto judicial por el que los Loletes son enviados a prisión, por los que el juez explica que son investigados por un delito de homicidio doloso y motivo por el que deben ser juzgados por un jurado popular, descarta que los disparos que acabaron con la vida de Camelia salieran del coche en el que viajaban los Hilarios.
«La tesis de que los disparos que han causado la muerte de Camelia y lesiones en el pie de una joven provengan de los ocupantes del Audi aparece en un principio descartada en el atestado, en atención a que tales disparos siguen una trayectoria de arriba abajo, y desde los domicilios donde se inicia la reyerta hasta donde las víctimas recibieron impactos de bala habría aproximadamente 25 metros, siendo todo ello compatible tanto con armas cortas como con armas largas».
Por eso, aunque fueron once hombres los detenidos por el tiroteo, seis miembros de los Loletes y cinco de los Hilarios, solo los primeros están en prisión provisional desde el 1 de abril, tras prestar declaración en sede judicial.
Esta situación, el hecho de que se trata de una causa con presos, explica también por qué el juez ha decidido continuar con las diligencias de averiguación pese a que aún no está resuelto si el caso será juzgado o no por un jurado popular.
El juez ha decidido transformar las diligencias previas en un procedimiento del tribunal del jurado, porque investiga a los Loletes por un presunto delito de homicidio doloso por la muerte de Camelia, que corresponde al jurado popular. Las defensas de los encarcelados han recurrido a la Audiencia, que aún no ha resuelto.
Pero la instrucción continúa a la espera de esos recursos y también de la comparecencia que hay que celebrar para la transformación de la causa, que tuvo que suspenderse el pasado 2 de mayo por los problemas informáticos que ocasionó el apagón. La misma aún no tiene nueva fecha, pero se llevará a cabo aunque uno de los cinco detenidos de los Hilarios se fugó tras prestar declaración el 1 de abril y continúa en paradero desconocido.
Lo que no se llevará a cabo por el momento es la reconstrucción de los hechos solicitada por algunas defensas de los encarcelados. Fuentes judiciales explican que el instructor del caso San Lázaro considera que no es el momento adecuado, que antes restan otras diligencias de averiguación, testificales y pruebas que clarifiquen lo ocurrido el 30 de marzo, y que, además, la presencia de los miembros de los clanes participantes en el tiroteo de nuevo en San Lázaro podría resultar más un problema que una solución en un barrio aún tensionado por lo ocurrido.
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