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Los principales sindicatos médicos han decidido dar tres semanas más de margen a la negociación que desde hace meses mantienen con el Ministerio de Sanidad para tratar de acordar las reformas que tiene que contener el nuevo estatuto marco del personal de los servicios de salud antes de recurrir a la huelga.
Los responsables ministeriales entregaron el miércoles pasado a los representantes de estos trabajadores un nuevo borrador del estatuto, la norma básica nacional que regula las condiciones de trabajo de todos los profesionales de la sanidad, en el que han incorporado alguna de las demandas exigidas tanto por los médicos como por los sindicatos que representan a otros colectivos sanitarios, como enfermeras, técnicos o auxiliares.
La Confederación Española de Sindicatos Médicos (CESM), que junto al Sindicato Médico Andaluz tenían convocada la primera jornada de huelga en la sanidad pública para este mismo viernes, ha decidido retrasar la convocatoria hasta el 13 de junio, para tener tiempo de estudiar el nuevo documento del ministerio y de hacerle llegar sus contrapropuestas. No obstante, esta organización ya ha dejado claro que será el último aplazamiento y que si en estas tres semanas Sanidad no da respuesta satisfactoria a sus demandas iniciarán el calendario de huelgas y movilizaciones.
La negociación entre el ministerio y los representantes de los profesionales se retomará el próximo lunes durante una nueva reunión del foro institucional que los reúne y se prevé que haya al menos otros dos encuentros más durante el mes de junio, cuando el departamento que dirige Mónica García querría ultimar las conversaciones.
La ministra, a diferencia especialmente de los médicos, se mostró hoy optimista sobre la marcha de la negociación del nuevo estatuto marco, que debe sustituir a uno ya «obsoleto» de hace 22 años y que cree que va por buen camino. «Está yendo bien. Creo que estamos llegando a un texto de consenso. No voy a adelantar nada, para no entorpecer las conversaciones, pero creo que vamos a llegar a un texto del siglo XXI», aseguró Mónica García, quien apostó porque el nuevo marco sirva «para reducir la jornada laboral de los sanitarios y para que la precariedad sea algo del pasado, para que podamos tener profesionales fidelizados al sistema a través de que tengan contratos estables».
Pese al optimismo de la ministra, los sindicatos, especialmente los específicos de médicos, consideran que aún existen muchas discrepancias, que sobre todo se centran en las características de la jornada laboral, en las incompatibilidades con la sanidad privada que el ministerio quiere imponer a los responsables hospitalarios y de centros de salud y a los jefes de servicio, en el desacuerdo con la adscripción a categorías laborales o con su demanda de tener un estatuto marco propio y no uno compartido con el resto de profesionales públicos de la salud.
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