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Este lunes Moscú ha dejado claro que no quiere que Kiev conserve las armas occidentales cuando se firme la paz. Sobre este tema ha hablado ... el viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Alexander Grushko, en una entrevista al medio Izvestia. «Todos estos excedentes deben ser destruidos. Se conocen todos los algoritmos internacionales. Hay que reducirlos, eliminarlos y garantizar su existencia«, ha declarado Alexander Grushko en la entrevista. En la misma tildó de temerarios a los líderes europeos. «Es asombroso el nivel de imprudencia de los políticos que siguen inundando el mercado de armas, conscientes de que los mercados negros están literalmente repletos de armas que, como resultado de la implementación de esquemas de corrupción, fluyen a diferentes partes del mundo, incluida Europa», ha apuntado.
El Kremlin ha criticado abiertamente cualquier cesión o venta de armas por parte de Estados Unidos y países de la UE y les acusaba de escalar el conflicto por hacerlo e incluso de estar en una guerra «proxy» contra Rusia. Los expertos consultados por el medio ruso creen que el desarme puede ser un tema clave en las negociaciones de paz que están previstas para después del 22 de junio. Además de otras razones, la desmilitarización de Ucrania es una de las razones que esgrimió Rusia para justificar la invasión que empezó en febrero de 2022.
El armamento occidental ha sido clave durante los tres años de guerra rusoucraniana, que el Kremlin mismo creyó que iba a durar menos de un mes. Por ello siempre llamaron a la guerra «operación militar especial», y un artículo de RIA Novosti de febrero de 2022 publicado por error celebraba la victoria rusa en el frente de forma prematura. Según el instituto Kiel la UE desde hace tres años ha dado 137.000 millones de euros en ayuda financiera, militar y humanitaria a Ucrania, de la cuál 50.300 era apoyo a la Defensa ucraniana. Por su parte, Estados Unidos envió 114.000 millones, el Reino Unido 10.300 y Canadá casi 3.000.
Entre las armas más relevantes cedidas a Ucrania hay piezas clave como el caza de combate F16 (cedido por países como Noruega, Bélgica, Países Bajos y Dinamarca), que ha permitido a Kiev tener la opción de defenderse ante ataques aéreos e incluso de atacar posiciones estratégicas en Rusia, aunque no lo han hecho; los tanques Leopard 2 (alemanes) y M1 Abrams (EE UU); además de artillería como los misiles balísticos Himars, los proyectiles de largo alcance ATAMCS y el M7777 Howitzer.
Aunque Rusia contaba con un mayor músculo militar antes de la guerra, también ha recurrido al apoyo de países afines. Los drones iraníes suicida Shahed han sido una parte relevante de los ataques aéreos contra ciudades y bases militares ucranianas. Las tropas norcoreanas han tenido un rol destacado en la liberación de la región de Kursk, la única parte de Rusia (en sus fronteras reconocidas internacionalmente) que Ucrania llegó a conquistar entre el agosto de 2024 y el marzo de 2025. Sin el permiso de Bielorrusia había sido imposible atacar a Ucrania por la frontera norte, ya que dicha ofensiva se hizo desde el territorio de este país aliado. China, el aliado más importante del Kremlin, ha evitado pronunciarse muy directamente aunque sí ha mantenido el comercio con Moscú como antes de la guerra e incluso durante la misma le ha vendido armas y componentes que se pueden usar para fabricarlas en territorio ruso.
La paz entre Kiev y Moscú aún queda lejos, pero desde mayo ya se han dado los primeros pasos. Rusia ha mostrado interés en continuar las negociaciones con la parte ucraniana después del 22 de junio, así lo confirmó el asesor presidencial Yuri Ushakov tras la conversación telefónica entre el presidente ruso, Vladímir Putin, y su homólogo estadounidense, Donald Trump, del pasado sábado. Durante el diálogo el líder eslavo recordó que el intercambio de prisioneros de guerra que incluye heridos graves y menores de 25 años «se está llevando a cabo estos días». Según ha declarado Zelenski en un comunicado en su canal de Telegram se concretará el último de los intercambios de prisioneros acordados en Estambul entre el 20 y el 21 de este mes.
El primer canje de prisioneros vivos de este ronda que se realizó con éxito fue el del pasado sábado. El mismo Zelenski celebró entonces el regreso de sus soldados, aunque las autoridades ucranianas no han concretado la cifra de cuántos volvieron a su hogar. «Seguimos rescatando a nuestra gente del cautiverio ruso. Este es el cuarto intercambio en lo que va de esta semana», apuntó entonces el exactor. En el acuerdo también se acordó devolver lo cadáveres de militares fallecidos. Según ha publicado este lunes Vladímir Medinski, el líder del equipo negociador ruso, Rusia ha cumplido lo que ha prometido en Estambul. «Se le entregó a la parte ucraniana un total de 6.060 cuerpos de oficiales y soldados muertos de las FF AA de Ucrania«. Ha añadido que »la otra parte nos ha entregado 78 cuerpos«.
Durante la mayor parte de la guerra rusoucraniana ambos bandos han rechazado sentarse a negociar, aunque hubo algunos intentos durante los primeros meses de la guerra. No fue hasta el pasado 16 de mayo que representantes de ambos países reabrieron el proceso de negociación. Moscú quiere alcanzar la paz bajo sus términos, a los que ahora añade la desmilitarización casi total de su vecino. Otra de las peticiones es el control total de las regiones que se anexionó entre 2014 y 2022 (Crimea, Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón). Se las apropió en unos referéndums que la comunidad internacional condenó y no consideró legítimos, y a día de hoy no los controla en su totalidad.
Además ha pedido una promesa escrita de la OTAN de no expandirse hacia el Este, es decir, no aceptar en la alianza a países como Georgia, Moldavia y la misma Ucrania. También pidió el levantamiento de las sanciones occidentales, la devolución de activos congelados rusos y la protección de los rusoparlantes. Una de las razones esgrimidas por Moscú para apoyar en la guerra del Donbás a las milicias prorrusas y posteriormente entrar en guerra con Kiev fue la defender a los ucranianos que hablan ruso que supuestamente estaban perseguidos. El mismo Putin incluso usó la palabra «genocidio» aunque no aportó pruebas para justificar el uso de dicha etiqueta.
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