Netanyahu se lanza a la ocupación definitiva de Gaza tras una nueva masacre en un refugio

De momento, el ejército forzó este lunes la evacuación de miles de refugiados en la zona sur a uno de esos tres puntos, Al Mawasi, situado en la costa y considerado como «zona de seguridad». Antes había alertado de que en su lugar de residencia iba a producirse un inminente «ataque sin precedentes». Las tropas quieren controlar Khan Jounis, Bani Suheila, Abasan y Al Qarara, desde donde afirman que Hamás ha disparado cohetes contra Israel. Algunos expertos interpretan esta maniobra como el inicio de la ocupación empujando a los civiles a desplazarse, y encaminada a no dejar rastro alguno de la milicia en el sur.

Ni en el resto de Gaza. La idea de capturar el 75% de su territorio implica establecer controles, crear zonas seguras cerradas a todos menos a los soldados, impedir el movimiento de los islamistas, destruir su infraestructura y, sobre todo, dinamitar los túneles que aún quedan en pie.

La operación es ambiciosa. Israel dedicará al menos cinco divisiones a derrotar al ala militar de Hamás y a su gobierno civil, a expensas de que libere a todos los rehenes -vivos o muertos- que mantiene retenidos, según especifica 'The Times of Israel'. Como dijo Benjamín Netanyahu este lunes durante su discurso con motivo del Día de Jerusalén, «no vamos a renunciar a la liberación de los rehenes, y si no lo logramos hoy, lo haremos mañana. Y si no mañana, lo haremos pasado mañana».

Los militares ocupan en la actualidad un 40% de La Franja. Su expansión les permitirá hacerse con lo que han sido feudos milicianos, como Rafah, Khan Younis y las localidades al norte de Gaza City. El alto mando pretende demoler casi todos los edificios. No quiere dejar refugió alguno a sus enemigos.

A la vista de la fortaleza de la milicia y una espiral de combates en proceso de eternización, Israel ha reformulado su sistema de ataque. Después de más de un año de enfrentamientos a sangre y fuego a lo largo y ancho de La Franja, ahora parece optar por la trituradora: machacar sistemáticamente todas las estructura islamistas y expulsar al brazo político que ha gobernado desde hace dos décadas.

El primer paso comenzó este lunes con la activación de la agencia que respaldan Estados Unidos e Israel para la distribución de la ayuda humanitaria. Esta fundación, llamada GHF, sobre la que pesan muchas dudas éticas, custodiada por exmilitares y otros contratistas privados, apartará a Hamás del reparto, que según el servicio de Inteligencia hebreo le dotaba de control sobre los ciudadanos y proporcionaba elevados ingresos por la venta de alimentos y otros materiales. Todo encaja en el plan de Netanyahu. GHF concentrará la entrega de la ayuda en unos pocos centros logísticos, situados estratégicamente donde Israel quiere alojar a los más de dos millones de palestinos.

El proyecto de ocupación complicará de manera evidente la política sobre Gaza, endurecerá las protestas internacionales, pero sobre todo ensombrece aún con mayor potencia el futuro de una región sometida a constantes castigos que cada día tiñen la arena con más sangre y lágrimas. Este lunes la rueda de la muerte le tocó a un antiguo colegio en Gaza City reconvertido en refugio de desplazados, que ardió de madrugada bajo las bombas de la aviación hebrea. En el ataque murieron 36 civiles. De ellos, 18 fueron niños. Una veintena más de gazatíes también perdió la vida en otras ofensivas aéreas, que ya se prodigan como un hábito letal, Con ellos, son casi 54.000 los fallecidos en La Franja desde el inicio de la guerra en octubre de 2023.

El plan de invasión reúne todos los ingredientes sobre los que se ha rumoreado durante semanas, que atribuían al primer ministro hebreo y su gabinete el indisimulado deseo de conquistar Gaza y obligar a su población a un realojamiento en puntos muy concretos. Fuentes militares han explicado que, si el operativo trascurre según lo previsto, dentro de dos meses podría reducirse la intensidad de los ataques. Quedan tiempos muy malos.

Netanyahu parece decidido no sólo a hacer oídos sordos a las protestas contra las muertes de civiles y la enorme crisis humanitaria que asola La Franja, sino a plantar cara a sus opositores en el ámbito internacional. Miembros de su Gobierno avisaron este lunes a los países europeos predispuestos a un reconocimiento unilateral del Estado palestino que Israel podría tomar medidas recíprocas como la anexión parcial de Cisjordania.

El jefe de la diplomacia Gideon Saar y el titular de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, se lo transmitieron así a varios líderes continentales, entre ellos los ministros de Exteriores francés y británico, Jean-Noel Barrot y David Lammy, respectivamente. Les advirtieron que se podrían endurecer los controles en territorio cisjordano e incorporar a Israel la denominada Área C. Su superficie equivale al 63% de Cisjordania, es la que se encuentra bajo control militar israelí, la más poblada y la que contiene los principales recursos naturales del enclave. Una hipotética anexión dejaría a los cisjordanos sin ninguno de los pozos de agua con los que se abastecen y riegan sus campos.

La advertencia llega un día después de que el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, reuniera a veinte países europeos y árabes en el denominado Grupo de Madrid, y en vísperas de la cumbre de Nueva York, convocada en junio por Francia y Arabia Saudí. En la capital española los líderes trataron la solución de los dos Estados y la posibilidad de imponer sanciones a Israel por el desastre gazatí. Albares propuso además el embargo de armas al ejército hebreo.