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¡Sí se puede! ¡Sí se puede! retumbaba en las gradas del Príncipe Felipe con la fuerza de quienes llevan una vida esperando este día. ... Era una hora antes de que comenzara el partido y los casi 7.000 fieles del Cacereño ya estaban de pie, rugiendo. Y sí, se pudo. Se rompió la maldición, se quebró el muro de la decepción, y por fin el club cacereño vuelve a rozar las mieles del fútbol profesional más de siete décadas después. Clausí, Palacín, Martínez y Salinas pusieron los goles; los gritos, las lágrimas y la pasión fueron de la afició verde. El 5-2 ante el Estepona no solo vale un ascenso a Primera RFEF, vale una vida entera de fútbol.
Desde el primer minuto, ambos equipos saltaron al césped con un 4-2-3-1, midiendo con respeto cada pase, cada pisada. Clausí lideraba al Cacereño en la medular, tratando de imponer su calidad entre líneas. El equipo local buscaba velocidad por las bandas y centros laterales, aunque sin un rematador claro en el área. El Estepona, en cambio, cedía el balón, pero amenazaba con laterales profundos que obligaban a la defensa verde a estar atenta. La primera ocasión clara fue visitante: en el minuto 14, Eric Gómez cazó una contra y su disparo a la escuadra fue despejado en el último instante a córner.
CACEREÑO
Diego Nieves, Martínez, Joserra, Clausí, Deco (Sarmiento, min. 78), Palacín, Merencio, Isaac (Carrillo, min. 71), Sanvi, Salinas (Navas, min. 85) y Álex.
5
-
2
ESTEPONA
Alfono Liceras, Titi, Candelas, Antonio Marín, Nacho Goma, Jorge García, Juanan (Mirapeix, min. 78), Marchena (Kerita, min. 78), Dago (César Gomez, min. 62), Eric Gómez y Caro.
GOLES 1-0: Clausí, min. 16. 1-1: Marchena, min. 28. 2-1: Palacín, min. 32. 3-1: Martínez, min. 49. 3-2: Marín, min. 50. 4-2: Salinas, min. 58. 5-2: Palacín, min. 94.
ÁRBITRO Pedro Oreiro Hermida (gallego). Mostró tarjetas amarillas a Deco, Álex y Merencio (2, expulsado en el m.92(, del Cacereño; y a Caro, Jorge García, Candelas y Keita, del Estepona.
INCIDENCIAS Estadio Príncipe Felipe, 7.671 espectadores. Lleno absoluto.
Pero fue solo un aviso. En el minuto 16 llegó la jugada que desató la locura. Isaac probó suerte desde la derecha con un centro-chut que obligó a Alfonso a sacar una mano salvadora. En el córner siguiente, jugado en corto y con guion ensayado, Deco habilitó de nuevo a Isaac, que colgó una maravilla al punto de penalti. Clausí, con un escorzo perfecto, la empalmó con la derecha a la escuadra. Golazo. El Príncipe Felipe entró en ebullición (1-0).
Con ese resultado, el Cacereño pasaba incluso tras una prórroga, pero el nerviosismo se coló por unos minutos en sus botas. Pérdidas peligrosas y dudas atrás abrieron la puerta al empate. Y este llegó en el 28: Jorge García, con todo el tiempo del mundo, filtró un pase al hueco a Marchena, que definió con precisión ante Nieves (1-1).
Pero el Cacereño no se vino abajo. Todo lo contrario. Cinco minutos después del empate, Joserra colgó un balón templado desde la izquierda que cayó como un regalo para Palacín. Solo, a dos metros de la portería, empujó con calma el 2-1 (m.32). El partido entró en una dinámica de vértigo, con ocasiones en ambas áreas y una grada que vivía cada acción al borde del colapso emocional.
Antes del descanso, Nacho Goma tuvo el 2-2 tras una carrera de 20 metros, pero su remate se marchó a centímetros del palo. Los nervios flotaban sobre el césped, pero el Cacereño terminó la primera mitad firmando uno de sus mejores 45 minutos del año.
Nada más comenzar la segunda mitad, en el minuto 49, Deco sacó una falta lateral que Martínez remató con el empeine al palo contrario. 3-1. El delirio se apoderó del estadio… por un minuto. Porque en la siguiente jugada, Marín, con una falta desde la otra banda, imitó la jugada local y puso el 3-2.
Pero este Cacereño no estaba para dudas. Merencio y Joserra tejieron una jugada de seda por la izquierda que terminó en un pase atrás que Salinas empaló con violencia para hacer el 4-2 en el minuto 58. Cada gol era una puñalada al sufrimiento acumulado durante años.
Con los espacios abiertos, el Cacereño pudo golear. Palacín rozó el quinto en el 65, pero su cabezazo, con todo a favor, se fue por poco. Isaac, en el 70, también tuvo su momento, pero el esfuerzo le pasó factura y acabó sustituido.
Los últimos quince minutos fueron un ejercicio de supervivencia emocional. Jorge García quiso agarrar el partido para el Estepona, pero la defensa verde, férrea, disciplinada, no dejó un hueco sin cerrar. Sin embargo, en el descuento, un sobresalto: Merencio vio la segunda amarilla por protestar y el Cacereño quedó con diez. La sombra de la prórroga amenazó durante un par de minutos... hasta que Palacín cazó un error en la salida del Estepona y, con sangre fría, puso el 5-2. Fin del partido. Fin del sufrimiento. Inicio de la leyenda.
El pitido final desató la locura. Los jugadores se fundieron en abrazos con la afición. Lágrimas en los ojos de los más veteranos, que recordaban tardes de barro y de sufrimiento. En el césped, se vieron imágenes para el recuerdo: niños emocionados en brazos de sus padres, sin llegar a entender la trascendencia del asunto, y una marea verde que no se quería marchar, ni siquiera cuando los aspersores comnenzaron a mandar agua al cielo. Porque este 5-2 no fue solo un partido. Fue justicia. Fue redención. Fue historia.
Y sí, se pudo.
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